A un cuarto de siglo de fundado arriba este año Rutas y Andares para Descubrir en Familia, proyecto creado con el propósito de acercar los veraneantes al rico patrimonio histórico y cultural que atesora La Habana Vieja.
Para conocer algunas de las experiencias acumuladas en esta etapa, el Blog Cubarte conversó con Katia Cárdenas Jiménez, directora de Gestión Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad, entidad organizadora de dicha iniciativa, merecedora en 2001 de uno de los principales reconocimientos en la primera edición del Premio Iberoamericano de Educación y Museos.
“Durante estos 25 años el proyecto se ha estado reinventando constantemente, gracias a que ha estado atento a las opiniones de la gente, a los intereses de los públicos para ir siempre construyendo un programa más cercano a sus necesidades.
Cada año Rutas y Andares se guía precisamente por las demandas de la edición anterior y se nutre también de los aportes que en ese sentido realizan museos, centros culturales, así como instituciones, municipios, barrios que no pertenecen a la propia Oficina del Historiador e incluso al Centro Histórico de La Habana Vieja.
Entonces, de todas estas propuestas nace un proyecto nuevo. Creo que el reto de siempre crear algo nuevo ha sido un saldo importante”.
Refiriéndose a determinadas particularidades que distinguen las Rutas y los Andares, Cárdenas Jiménez señaló:
“La práctica nos ha demostrado el valor de ese guía testimoniante, de ese guía investigador, especializado; el arqueólogo, el promotor cultural, el historiador, que no son personas con un discurso aprendido para hacer un recorrido, sino que tienen el protagonismo de la acción que comentan. Eso tiene mucho valor y le da mucha credibilidad a los recorridos que se realizan distinguiéndolos de otros habituales que se hacen por grupos o con una convocatoria determinada.
Asimismo, han sido muy importante en estos años los diálogos, el aprovechar los aportes que hacen los públicos. No puede ser el del guía un discurso continuo de principio a fin, sino un discurso que busque el diálogo con los participantes.
Hemos tenido muchos tipos de Rutas, de Andares, pero nos hemos caracterizado, por ejemplo, por esa contribución de la creación artística y literaria dentro de los recorridos. La aparición de un poeta, de un artista de la plástica, de un teatrólogo, añadiéndoles ese concepto de teatralidad que decía Leal tenían las Rutas y los Andares y que también era del gusto de los públicos”.
El enfoque sistémico que ha caracterizado el proyecto desde sus inicios fue igualmente destacado por la directora de Gestión Cultural de la OHC.
“Ha sido un reto, nos decían los directores de museos, porque ha obligado a estas instituciones no solo a estudiar las colecciones propias de cada una de ellas, sino ver cómo una colección se conecta con otro museo.
No ver los museos como islas, sino la importancia de la conexión; la conexión entre uno y otro espacio que hace un discurso más coherente, que hace una visita más disfrutable, que provoque el interés sobre la historia de un museo, pero llamando la atención solo con una pieza o con una determinada colección para que no se agote la visita en ese único momento de las Rutas”.
De igual forma subrayó como uno de los objetivos fundamentales de RyA la existencia de propuestas para los distintos miembros de la familia, al igual que para aquellas personas con alguna discapacidad.
“Hemos tomado muchos aprendizajes y los públicos nos han ayudado mucho en esos aprendizajes. Por ejemplo, en que tenemos que diversificar los discursos para los diferentes grupos etarios, aunque hemos trabajado para las familias cubanas con ese concepto intergeneracional.
A medida que ha avanzado el proyecto hemos creado productos para diferentes segmentos de público, como niñas y niños, adolescentes, jóvenes, personas adultas, mayores, niños y niñas en situación de vulnerabilidad.
Todo esto ha permitido que el proyecto vaya creciendo en modalidades y que vaya atrapando diferentes segmentos de nuestra población, con ese concepto integrador que siempre ha defendido. Incluso desde las primeras ediciones tenemos servicio de interpretación para personas sordas y no nos podemos agotar en ese camino de que quepan todos en las Rutas y Andares”.
Al abordar los desafíos que enfrenta actualmente el proyecto y las perspectivas para continuar en la preferencia de los veraneantes, apuntó:
“El reto en estos momentos es mantener un proyecto de tal naturaleza con ese nivel de especialización. El gran reto es mantenerlo con los recursos humanos especializados que tenemos. Ahora mismo hay recorridos que ya no podemos hacer porque no está el experto en una determinada materia.
Eso siempre es un reto y tenemos entonces que buscar otras temáticas que puedan ser abordadas con la profundidad y con el rigor que el público se merece. Y por eso es que ya en esta edición nos estamos planteando, con esa mirada participativa e integradora que ha tenido el proyecto desde su fundación, organizar para el año próximo una Bitácora Creativa que permita que todos los componentes de la Oficina del Historiador puedan aportar -desde sus potencialidades, pero también desde sus posibilidades- qué pueden hacer en las Rutas y Andares y que los públicos puedan también escoger y componer su propia Ruta, su propio Andar, de acuerdo con sus apetencias culturales.
Entonces, son caminos, tránsitos que nos ha dado el proyecto en estos 25 años. Un proyecto que ha optado además por una visualidad muy fuerte, muy impactante. Sabemos que proyectos de esta naturaleza deben estar acompañados de una campaña de comunicación fuerte que empodere a los públicos, que las familias sigan.
Conocemos de familias que recuerdan cada una de las ediciones por la visualidad del proyecto. Por tanto, esa mirada de una estrategia de comunicación completa también tiene que acompañar proyectos de esta naturaleza para lograr esa pregnancia. Y nada, seguir reinventándonos como lo vamos a hacer en el próximo año con esta Bitácora Creativa que nos proponemos”.
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