Muchas son las historias de mujeres en nuestro país que merecen ser contadas; la de Kenia Idalmis Rodríguez Núñez ─a mi juicio─ es una de ellas. Titiritera, pedagoga, madre, gestora cultural y actual presidenta del Centro Cubano de la Asociación Internacional de Teatro para la Infancia y la Juventud (ASSITEJCuba), Kenia ha tejido su camino entre figuras animadas, escenarios compartidos y aulas universitarias. Esta conversación sucedió en medio de los primeros pasos de un nuevo proyecto que tiene por sede la Carpa Trompoloco, mientras la emoción por lo que viene se mezclaba con la memoria de lo vivido: sus inicios, los silencios que ha roto, los personajes que la habitan y los sueños que aún la mueven. Conversar con ella es como abrir una ventana y todo fluye con claridad, ternura, sin reservas…
“Hace 26 años comencé el camino del mundo de los títeres. Nunca pensé que las figuras animadas me atraparían. Ya había hecho teatro para niños como aficionada bajo la guía del reconocido director, dramaturgo y profesor Ignacio Gutiérrez (quién me enseñó a amar el arte para los más pequeños), pero nunca trabajé con títeres. En el año 1999 comienzo a formar parte de Calidoscopio, una agrupación teatral dirigida por Lida Nicolaeva, a la que mucho agradezco sus enseñanzas. Por primera vez tuve la oportunidad de interpretar con títeres personajes protagónicos de cuentos clásicos: Caperucita Roja y Pinocho.
“Sin lugar a dudas las enseñanzas de Lida junto a las de los profesores del diplomado de Teatro para Niños y de Títeres: Freddy Artiles, Armando Morales, Mayra Navarro, Rubén Darío Salazar e Ignacio Gutiérrez, fueron un lujo que atesoro dentro de mi formación. Creo que ese diplomado nos cambió la manera de ver y sentir el arte de las figuras animadas. Percibir el compromiso de los profesores hacia la especialidad me hizo respetar aún más este arte milenario.
“En La Proa aprendí a dar los primeros pasos sola. Erduyn Maza y yo éramos muy jóvenes y teníamos muchas cosas que aprender. Crear juntos esa agrupación y que hoy sea de las más exitosas del país me hace sentir orgullosa de lo que mi compañero logró junto a Arneldy Cejas y a otros imprescindibles que subieron luego al barco y que han sido los protagonistas de la historia del grupo”.
Sofía y los títeres…
“Sofía, mi hija, nació en el teatro; creo que casi todas las personas la conocen desde pequeña por andar de un lado a otro conmigo. Cuando hacía funciones, siempre alguien tenía que quedarse a cuidarla. Blanca Felipe presentaba las obras de La Proa, siendo su asesora, con Sofía cargada. Que ella sueñe con ser titiritera y que vaya a entrar a estudiar esa especialidad en la Escuela Nacional de Teatro es un orgullo grande para mí. Sé que será formada por excelentes profesores que la convertirán en una buena titiritera. Mi hija siempre fue ─y es─ mi público más fiel y más crítico. Ahora cuando ve uno de los programas de El show de Falco y Fabricio es capaz de criticar hasta el más mínimo detalle de la animación”.
El show de Falco y Fabricio: El juego escénico es también una forma de educar, de acompañar sin imponer.”
Un punto y aparte para Fabricio…
El show de Falco y Fabricio es un espacio televisivo protagonizado por un adulto y un niño títere; presentadores que dialogan desde la ficción y el disfrute, abordando temas esenciales para el desarrollo emocional y social de niñas y niños: la autoestima, la higiene, los oficios, la identidad nacional, los símbolos y atributos patrios, los juegos tradicionales, los bailes y costumbres de nuestro país. Con el guion de Falconerys Escobar, que interpreta a Falco, siempre se promueve la lectura, la amistad y los derechos de la niñez. En este verano ha salido de la pantalla para encontrarse cara a cara con su público: niñas y niños que ríen, preguntan y participan.
“Todo el mundo piensa que quien anima a Fabricio es un titiritero hombre. Fabricio no solo habla: pregunta, se asombra, se equivoca. Y eso permite que los niños se identifiquen, que se sientan parte. El juego escénico es también una forma de educar, de acompañar sin imponer.”
¿Y si existiera un espacio solo para mujeres titiriteras?
“Tener un espacio específico para las mujeres titiriteras creo que podría ser importante por varias razones, todas ellas vinculadas a la visibilidad, la equidad de género y el enriquecimiento cultural. Muchos son los nombres de mujeres que debemos mencionar cuando de teatro de títeres en Cuba se trata: Carucha Camejo, Dora Carvajal, María Antonia Fariñas Fara Madrigal, Maribel López, Gladys Gil, Sara Miyares, María Laura Germán, Malawi Capote, Ederlys Rodríguez y muchas otras colegas a las que respeto por su excelente trabajo y que sería imposible mencionar a todas por el espacio.
“Las mujeres han sido y son fundamentales en el desarrollo del teatro de títeres en Cuba, y aunque el ámbito titiritero ha sido más inclusivo que otras disciplinas, crear un espacio exclusivo ayudaría a estimular la participación de mujeres en roles de dirección, dramaturgia y gestión cultural.
“Crear un espacio dedicado a titiriteras podría servir además como inspiración para niñas y jóvenes que buscan dedicarse al arte de los títeres u otras disciplinas escénicas.
“Afortunadamente espacios como el Festitaller Internacional de Títeres Festitim (Matanzas) y Habana Titiritera: figuras entre adoquines, han contribuido a visibilizar el trabajo que realizan las mujeres titiriteras en Cuba y en otras partes del mundo; además de que les facilitan el intercambio de conocimientos y la colaboración.
En resumen, para mí crear un espacio para mujeres titiriteras podría ser una herramienta para corregir desequilibrios históricos, celebrar su contribución y asegurar que su voz siga moldeando el futuro de este arte”.
“Soy madre, hija, compañera, profesora, actriz titiritera y presidenta de AssitejCuba. En ese orden, sí”.
La profe Kenia…
“En cuanto a la docencia, jamás pensé ejercerla. Creo que es otra pasión que conocí hace apenas 5 años. La Universidad de Ciencias Pedagógicas y la Licenciatura en Educación Artística me dieron la posibilidad de aprender y devolver lo que había aprendido de mis maestros. Estar rodeada de jóvenes con curiosidad por el arte es algo maravilloso, se siente un gusto enorme cuando fuera de las aulas siguen haciendo preguntas sobre algo que aprendieron en clases. Y es que esto es lo mejor, lograr que sigan buscando el conocimiento más allá del espacio del aula y en esto mis compañeros profesores de la carrera son expertos. Allí hay un equipo de profesionales de la educación muy bien preparados y dispuestos a colaborar en su mayoría”.
Hay mujeres que sostienen el arte como quien sostiene la infancia: con paciencia, con juego, con amor. Kenia es una de ellas. No para de crear iniciativas y buscar proyectos desde los Centros cubanos de Assitej y Unima; lo cual es una fortaleza.
Su vocación como artista hace que en cada títere que anima, en cada aula que habita, en cada gesto que acompaña, aflore una memoria que se teje y se comparte.
Escucharla es escuchar muchas voces: las que abrieron camino, las que aún resisten, las que sueñan con ser parte.
Porque el arte hecho por mujeres no solo cuenta historias: las abraza, las transforma, las deja florecer.
“Soy madre, hija, compañera, profesora, actriz titiritera y presidenta de AssitejCuba. En ese orden, sí. Pero también soy una mujer que cree en el poder transformador del arte, en la escucha como herramienta de cambio, y en la memoria como acto de justicia. Cada rol que asumo está atravesado por el deseo de construir espacios más amorosos, más justos y más creativos”.
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