En la recién inaugurada XX Feria Internacional de Artesanía FIART 2016, organizada por el Fondo Cubano de Bienes Culturales, el artesano villaclareño Oscar de la Portilla Escardón, recibió el Premio A la obra de la vida, junto a sus colegas Mario Pelegrín Pozo y Lourdes María Trigo Bermúdez.
El acta de premiación hace constar que de la Portilla es un “versátil creador villaclareño que posee una reconocida trayectoria caracterizada por la excelencia de sus trabajos en cualquiera de las manifestaciones que practique”.
Este artista reconoce que el Periodo Especial lo convirtió en artesano, comenzando por la orfebrería su largo bregar en el que ha transitado por la escultura, la pintura, la cerámica, el diseño de interiores hasta llegar a los textiles, de los que confiesa: se enamoró.
El jurado registró además el impecable acabado de sus confecciones textiles realizadas con diversas técnicas y las visiones renovadas de sus propuestas estéticas, en las que están presentes la diversidad, el reciclaje de materiales y el aprovechamiento de recursos ociosos.
Además de todo esto, de la Portilla es un apasionado confeso de su trabajo, del cual conversó ampliamente con Cubarte.
Cuando conociste que eras acreedor del reconocimiento ¿cuál fue la primera persona en la que pensaste?
En mi padre, que nunca pudo ver lo que yo he hecho.
¿Eres artesano por tradición familiar?
No, para nada. Yo soy licenciado en Economía y todo lo que soy, toda mi labor artesanal y mi aprendizaje se los debo al Período Especial.
El Período Especial—como a muchos de mis colegas—me obligó a dar un vuelco muy grande a mi vida. Yo ciertamente siempre tuve muchas inclinaciones artísticas pero nunca las desarrollé, sin embargo en el PE yo iba al rastro y cogía pedazos de bronce, de cobre, los repujaba y usaba piedras y comencé así a hacer orfebrería, manifestación con la que obtuve los primeros reconocimientos, y luego los diseños, que es lo que más me ha interesado siempre, los comencé a llevar a grandes formatos e incursioné mucho en el diseño de interiores con relieves escultóricos, con murales, cerámicas, esculturas, entre otros ; trabajé mucho por encargo y eso me ayudó a pensar en las personas, en lo que querían, en lo que les gustaba y con esta labor obtuve la condición de miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
¿En qué lugares emplazabas estas obras?
Las trabajé mucho en instalaciones turísticas, hoteles, restaurantes
¿Con cuáles materiales las realizabas?
Combinaba mucho la cerámica, con la madera, con metales repujados y otros materiales.
¿Cómo aprendiste a trabajar estos materiales?
Aprendí porque tenía muchos amigos artistas y visitaba sus talleres, e iba aprendiendo, además de que yo siempre tuve claridad de que al cubano le gusta lo diferente y yo me empeñé en satisfacer esa necesidad.
¿Cómo llegas al textil?
Un buen día llegó a mis manos, me enamoré y es lo que más trabajo; en un principio comencé a hacer mis propias telas, algunos tejidos que la gente pensaba que no servían para hacer ropa y yo los cogía y los entintaba, los manchaba y aparte de eso los pintaba…
El textil tiene la facilidad de que es muy movible. A mí me gusta saber que te gusta una cosa y que te la llevas y te la vas a poner, y si te conozco, más todavía; el textil es muy dinámico y me obliga a estar actualizado de los gustos, las tendencias.
¿Con cuáles telas comenzaste a trabajar?
Con todo lo que apareciera, con lino, con lienzo, con telas de sábanas y a esas les ponía un satín, o cualquier cosa y funcionaba bien
Pero ¿quién te enseñó a coser?
Yo cosía hacía mucho tiempo porque tuve la suerte de que mi madre siempre me dejó hacer lo que yo quisiera, porque cuando se me metía algo en la cabeza era mejor dejarme y era muy caprichoso para mi ropa y nada me “cuadraba” entonces yo mismo me cosía.
¿Continuas en el empeño de satisfacer las necesidades de las personas de usar modelos diferentes, únicos?
Sí, tú ahora entras aquí a mi stand y parece un bazar: todo es diferente, no hay dos piezas iguales, porque me encanta ver las caras de la gente cuando dice esto no lo tiene nadie, me lo voy a llevar y esa persona puede ir confiada a cualquier lugar del mundo que nadie va tener una pieza igual, además de que hago lo mismo un traje de novia que un short: me gusta hacerlo todo.
¿Entonces nunca repites una pieza?
No, yo repito el diseño, el corte, la tela, pero cuando yo mancho la tela, la mancha hace lo que quiere; he trabajado mucho las flores porque a las mujeres les gustan mucho, es con lo que más suerte he tenido.
A veces también trabajo sobre estampado, por ejemplo, esto es un vestido en organza de óvalos (lo muestra en la foto) que tiene un forro y yo mancho ambos, lo que le da un movimiento que le aporta otra dimensión.
¿Y las santaclareñas usan mucho tus confecciones?
Sí, y también yo trabajo mucho para el turismo para los que tengo otro tipo de piezas, como pareos de playa, vestidos también de playa, de sport.
¿Podrías hablarnos del proyecto que desarrollas en Santa Clara?
Es un proyecto que comencé hace un año que se llama Casa y diseño, que comprende un grupo grande de piezas para el hogar: cojines, manteles, cortinas, lámparas, entre otras.
Con este proyecto trabajo mucho los ambientes, aprovechando mi experiencia en decoración de interiores, y se trata de, además de la tienda de confecciones, tener un espacio donde hay un juego de muebles básico y voy cambiando los cuadros, los cojines, las cortinas, las cerámicas, combinando colores y tonos, es decir yo vendo los productos y regalo la idea; si eres una persona creativa sin muchos recursos te llevas la idea gratis, y si no eres creativo y tienes el nivel adquisitivo compras lo que te ofrezco.
Es un espacio muy pequeño, que está en desarrollo, quiero ampliarme y quiero ver si este reconocimiento que hoy me han entregado me ayuda un poquito en este sentido, en cuanto al apoyo que necesito en este sentido, porque quiero extender las acciones.
Una idea es favorecer la exposición de piezas de las artes plásticas y aplicadas de un grupo de artistas jóvenes, que no siempre tienen donde exhibir sus obras, como parte del ambiente y así lograr que las personas permanezcan más tiempo en el lugar, teniendo una oferta también de un café, un té, un trago quizás.
¿Cómo te sientes con respecto a este Premio A la obra de la vida?
Bueno, te confieso que yo no iba a participar en FIART, porque no concebía que no hubieran desfiles de modas, que es la manera real de promocionar las confecciones textiles, es cuando se logran ver en todo su esplendor, pero por supuesto al saber que me entregarían el reconocimiento --que no esperaba—vine; y me llama la atención que este año lo recibimos tres personas maduras, pero no tan mayores como en años anteriores, sino que estamos en perfectas facultades creativas y eso es muy bueno.
También el nombre es A la obra de toda la vida y yo me digo, bueno a mí me parece que si me dan un chance yo cojo otro, pues considero, siento, que estoy en plena madurez de mi carrera.
En total yo he recibido cuatro Premios FIART por pasarelas de mis confecciones y eso me ha dado muchas satisfacciones, pero este reconocimiento me cogió de sorpresa y es, claro, un gran compromiso.
El acta de premiación hace constar que de la Portilla es un “versátil creador villaclareño que posee una reconocida trayectoria caracterizada por la excelencia de sus trabajos en cualquiera de las manifestaciones que practique”.
Este artista reconoce que el Periodo Especial lo convirtió en artesano, comenzando por la orfebrería su largo bregar en el que ha transitado por la escultura, la pintura, la cerámica, el diseño de interiores hasta llegar a los textiles, de los que confiesa: se enamoró.
El jurado registró además el impecable acabado de sus confecciones textiles realizadas con diversas técnicas y las visiones renovadas de sus propuestas estéticas, en las que están presentes la diversidad, el reciclaje de materiales y el aprovechamiento de recursos ociosos.
Además de todo esto, de la Portilla es un apasionado confeso de su trabajo, del cual conversó ampliamente con Cubarte.
Cuando conociste que eras acreedor del reconocimiento ¿cuál fue la primera persona en la que pensaste?
En mi padre, que nunca pudo ver lo que yo he hecho.
¿Eres artesano por tradición familiar?
No, para nada. Yo soy licenciado en Economía y todo lo que soy, toda mi labor artesanal y mi aprendizaje se los debo al Período Especial.
El Período Especial—como a muchos de mis colegas—me obligó a dar un vuelco muy grande a mi vida. Yo ciertamente siempre tuve muchas inclinaciones artísticas pero nunca las desarrollé, sin embargo en el PE yo iba al rastro y cogía pedazos de bronce, de cobre, los repujaba y usaba piedras y comencé así a hacer orfebrería, manifestación con la que obtuve los primeros reconocimientos, y luego los diseños, que es lo que más me ha interesado siempre, los comencé a llevar a grandes formatos e incursioné mucho en el diseño de interiores con relieves escultóricos, con murales, cerámicas, esculturas, entre otros ; trabajé mucho por encargo y eso me ayudó a pensar en las personas, en lo que querían, en lo que les gustaba y con esta labor obtuve la condición de miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
¿En qué lugares emplazabas estas obras?
Las trabajé mucho en instalaciones turísticas, hoteles, restaurantes
¿Con cuáles materiales las realizabas?
Combinaba mucho la cerámica, con la madera, con metales repujados y otros materiales.
¿Cómo aprendiste a trabajar estos materiales?
Aprendí porque tenía muchos amigos artistas y visitaba sus talleres, e iba aprendiendo, además de que yo siempre tuve claridad de que al cubano le gusta lo diferente y yo me empeñé en satisfacer esa necesidad.
¿Cómo llegas al textil?
Un buen día llegó a mis manos, me enamoré y es lo que más trabajo; en un principio comencé a hacer mis propias telas, algunos tejidos que la gente pensaba que no servían para hacer ropa y yo los cogía y los entintaba, los manchaba y aparte de eso los pintaba…
El textil tiene la facilidad de que es muy movible. A mí me gusta saber que te gusta una cosa y que te la llevas y te la vas a poner, y si te conozco, más todavía; el textil es muy dinámico y me obliga a estar actualizado de los gustos, las tendencias.
¿Con cuáles telas comenzaste a trabajar?
Con todo lo que apareciera, con lino, con lienzo, con telas de sábanas y a esas les ponía un satín, o cualquier cosa y funcionaba bien
Pero ¿quién te enseñó a coser?
Yo cosía hacía mucho tiempo porque tuve la suerte de que mi madre siempre me dejó hacer lo que yo quisiera, porque cuando se me metía algo en la cabeza era mejor dejarme y era muy caprichoso para mi ropa y nada me “cuadraba” entonces yo mismo me cosía.
¿Continuas en el empeño de satisfacer las necesidades de las personas de usar modelos diferentes, únicos?
Sí, tú ahora entras aquí a mi stand y parece un bazar: todo es diferente, no hay dos piezas iguales, porque me encanta ver las caras de la gente cuando dice esto no lo tiene nadie, me lo voy a llevar y esa persona puede ir confiada a cualquier lugar del mundo que nadie va tener una pieza igual, además de que hago lo mismo un traje de novia que un short: me gusta hacerlo todo.
¿Entonces nunca repites una pieza?
No, yo repito el diseño, el corte, la tela, pero cuando yo mancho la tela, la mancha hace lo que quiere; he trabajado mucho las flores porque a las mujeres les gustan mucho, es con lo que más suerte he tenido.
A veces también trabajo sobre estampado, por ejemplo, esto es un vestido en organza de óvalos (lo muestra en la foto) que tiene un forro y yo mancho ambos, lo que le da un movimiento que le aporta otra dimensión.
¿Y las santaclareñas usan mucho tus confecciones?
Sí, y también yo trabajo mucho para el turismo para los que tengo otro tipo de piezas, como pareos de playa, vestidos también de playa, de sport.
¿Podrías hablarnos del proyecto que desarrollas en Santa Clara?
Es un proyecto que comencé hace un año que se llama Casa y diseño, que comprende un grupo grande de piezas para el hogar: cojines, manteles, cortinas, lámparas, entre otras.
Con este proyecto trabajo mucho los ambientes, aprovechando mi experiencia en decoración de interiores, y se trata de, además de la tienda de confecciones, tener un espacio donde hay un juego de muebles básico y voy cambiando los cuadros, los cojines, las cortinas, las cerámicas, combinando colores y tonos, es decir yo vendo los productos y regalo la idea; si eres una persona creativa sin muchos recursos te llevas la idea gratis, y si no eres creativo y tienes el nivel adquisitivo compras lo que te ofrezco.
Es un espacio muy pequeño, que está en desarrollo, quiero ampliarme y quiero ver si este reconocimiento que hoy me han entregado me ayuda un poquito en este sentido, en cuanto al apoyo que necesito en este sentido, porque quiero extender las acciones.
Una idea es favorecer la exposición de piezas de las artes plásticas y aplicadas de un grupo de artistas jóvenes, que no siempre tienen donde exhibir sus obras, como parte del ambiente y así lograr que las personas permanezcan más tiempo en el lugar, teniendo una oferta también de un café, un té, un trago quizás.
¿Cómo te sientes con respecto a este Premio A la obra de la vida?
Bueno, te confieso que yo no iba a participar en FIART, porque no concebía que no hubieran desfiles de modas, que es la manera real de promocionar las confecciones textiles, es cuando se logran ver en todo su esplendor, pero por supuesto al saber que me entregarían el reconocimiento --que no esperaba—vine; y me llama la atención que este año lo recibimos tres personas maduras, pero no tan mayores como en años anteriores, sino que estamos en perfectas facultades creativas y eso es muy bueno.
También el nombre es A la obra de toda la vida y yo me digo, bueno a mí me parece que si me dan un chance yo cojo otro, pues considero, siento, que estoy en plena madurez de mi carrera.
En total yo he recibido cuatro Premios FIART por pasarelas de mis confecciones y eso me ha dado muchas satisfacciones, pero este reconocimiento me cogió de sorpresa y es, claro, un gran compromiso.
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