El Festival Nacional de Teatro es una realidad, a pesar de los malos temporales que lo amenazaron. El evento escénico más importante de Cuba ha desarrollado sus jornadas a sala llena, con la modalidad —incluso— del teatro de calle, que fue reintegrada al programa luego del paso del huracán Matthew.
Tres días le restan al encuentro, que se desarrolla en la ciudad agramontina con representantes teatrales de varias provincias del occidente y centro de la Isla. De modo que, junto a una persistente lluvia rezagada , mucho teatro se anuncia para este fin de semana.
Los habaneros Teatro La Proa, El Arca, Argos Teatro, Impulso Teatro, LI-PEES, Teatro El Público-AHS junto con Los cuenteros, de Artemisa, y los matanceros de El Portazo estarán en las salas de Camagüey, que volverá a ser plaza teatral nacional en el 2018.
Mientras, de los grupos locales se presenta hoy el Guiñol de Camagüey, con el espectáculo infantil Alas y Teatro del Viento, que muestra en su nueva sede en el Complejo Cultural José Luis Tassende, la obra Los caballeros de la mesa redonda, del dramaturgo alemán Christoph Hein.
Dirigida por Freddy Núñez Estenoz, la puesta se estrenó hace más de un año y hará su función número 71 en esta edición del Festival. El espectáculo, según explicó a Granma su director, llega a la cita «con cierto grado de madurez».
«Con Los caballeros de la mesa redonda hemos tenido una ruptura en la estética del grupo, que siempre ha estado acostumbrado a trabajar con una pulcritud total. Ahora estamos trabajando desde una investigación del actor en libertad. La obra es un cabaré político, donde el actor canta, actúa, baila. Es una suerte de teatro total donde más que apostar por la comprensión completa de una historia apostamos por la sensorialidad del público. No nos interesa contar una historia, nos interesa más que el espectador la sienta».
Sin embargo, no será esta la única novedad que trae Teatro del Viento al Festival. El grupo, que está celebrando además sus 17 años de creado, llega a la cita bienal como compañía de gran formato.
«Si bien antes hacíamos un teatro de pequeño formato, el grupo ha crecido en sus integrantes, ahora tenemos 19 actores en escena, por lo que el cambio de sede nos ha favorecido mucho.
«Los primeros días del Festival, estrenamos el Centro cultural que es un espacio que tiene dos salas teatrales: la sala Virgilio Piñera, que cuenta con cerca de 200 capacidades, y una sala menor, polifuncional, con capacidad para 80 personas, que se llama Rine Leal.
«Tenemos, también, una galería de arte dedicada al maestro Jesús Ruiz donde se inauguró la exposición Del azafrán al lirio, muestra de la obra del propio Ruiz, y un stand de venta permanente donde se venden publicaciones relacionadas con el universo de las artes escénicas. Dentro del edificio está, además, la Oficina de Conservación de la Memoria del Festival de Teatro, por eso se llama centro cultural porque es mucho más que un teatro».
Por otra parte, el teatro de calle estará representado por el capitalino Teatro del Caballero, con el espectáculo Las descabelladas historias de Polichinela en La Habana; y por Teatro de Los Elementos, de Cienfuegos, que se presentará en el Casino campestre con la puesta Montañeses.
(RE) PENSAR EL TEATRO, ENTRE LA TEORÍA Y LA CRÍTICA
El Centro de Convenciones Santa Cecilia acoge el espacio teórico de esta edición del Festival. Críticos, teatrólogos, especialistas e investigadores de la escena de todo el país se dan cita para debatir sobre los caminos actuales del teatro cubano, tomando como punto de partida la muestra artística que se presenta en estos diez días.
Los foros temáticos principales han estado dedicados a los 40 años de la Universidad de las Artes (ISA), a los 30 de la Asociación Hermanos Saíz, y al trabajo de los centros cubanos de organizaciones como la Assitej y la Unima.
Varias publicaciones teatrales también han sido presentadas durante las jornadas teóricas. Libros en versión digital e impresa de editoriales de la AHS, Tablas-Alarcos, Arte y Literatura, Unión, Conjunto y Casa de las Américas han venido a completar esta plataforma sustentada en el ejercicio del criterio.
Para Noel Bonilla, comisionado artístico de la 16 edición, este encuentro teórico es necesario, pues «nos invita a pensar en la importancia de redimensionar la crítica en los medios».
«Desde mi punto de vista, la crítica sigue siendo conservadora y, en verdad, no reta a esa tensión que debe existir entre la creación, propiamente dicha, y el desarrollo que tiene la crítica en Cuba», expresó a Granma el especialista, para quien el Festival ha sido positivo aun sin haber llegado a su fin.
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